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Historia de la calle de la Princesa

Hablando de historia, hoy vamos a contar el origen de la calle de la Princesa, una de las principales arterias de la capital que junto a sus bulevares forman el barrio de Argüelles, distrito de Moncloa, donde se ubica el restaurante.


La actual calle de la Princesa tiene su origen en el antiguo Camino de San Bernardino que comenzaba en lo que hoy es el lateral de la Plaza de Cristino Martos y terminaba en el Convento de San Bernardino que estaba ubicado en lo que hoy son el Pabellón de Gobierno de La Ciudad Universitaria y su Residencia de Profesores en la calle Isaac Peral.

En el primer tercio de siglo XIX se decide hacer una larga, ancha y recta vía para comunicar lo que sería posteriormente La Plaza de España con el citado Convento de San Bernardino, además de dotar a Madrid de una entrada digna y una espaciosa calle que conectara con la salida hacia el Noroeste.


La orografía por donde va a transcurrir la calle de la Princesa es complicada, dado que son las estribaciones de la Colina del Príncipe Pío. Para subsanar estos desniveles, se decide, a golpe de pico y pala, bajar el nivel de la calle entre 2 y 3 metros según el tramo. Hoy puede apreciarse esa bajada de nivel, mirando desde la calle a la citada Plaza de Cristino Martos, a la que se accede con una artística escalera, que se construirá posteriormente. Dicha escalera es de doble arranque con patín que vuelve a dividirse en dos para alcanzar el nivel de la Plaza, en su centro, a nivel de calle, se instala una fuente y se la dota de esculturas.


El segundo nombre de la Calle fue Duque de Liria, debido a la ubicación de la residencia del Duque de Alba. El final de la construcción de la calle coincide con el nacimiento de la Infanta Isabel, “La Chata”, (1851-1931), que al ser proclamada Princesa de Asturias, se decide cambiar de nuevo el nombre en su honor.


Partiendo desde la calle de la Princesa Nº3, lo que hoy conocemos como Plaza de los Cubos, si avanzamos en dirección noroeste se suceden edificios emblemáticos, algunos ya desaparecidos, como son: el Palacio de Liria, de Ventura Rodríguez; la sede de los Seguros Ocaso, de Juan Pan da Torre; el Hotel Meliá Madrid, de Antonio Lamela; el Palacete de la Condesa de Pardo Bazán, hoy desaparecido, en su lugar se levanta una Residencia de Mayores; la iglesia del Buen Suceso, desaparecida, hoy es un conjunto residencial y también Parroquia del Buen Suceso; el Barrio de Pozas, también desaparecido, hoy Hotel y Centro Comercial.


Estamos justo en la intersección con los bulevares, hacia la derecha, la calle Alberto Aguilera y, a la izquierda, la calle del Marqués de Urquijo. Aquí se ubicaba la estatua del político Agustín de Argüelles que dio nombre a nuestro Barrio. Un poco más adelante, el Palacete de Richard Gans.

Hemos recorrido prácticamente toda la calle de la Princesa, tal y como hizo la primera línea de tranvía que operó en Madrid con el número 1, hasta que llegamos al número 83 donde se ubica “El Manolo“ desde 1942, ya que en su primera etapa se encontraba en la glorieta de Embajadores donde se fundó en 1934. Aún queda un último edificio digno de mención, el Cuartel General del Aire, de Luis Gutiérrez Soto.



Como curiosidad, comentaremos que la calle, durante la II República, pasó a llamarse Blasco Ibáñez, recuperando el “de la Princesa” al terminar La Guerra Civil.


Por hoy pensamos que ya está bien de historia y que después de este interesante recorrido, bien merece la pena una pausa para reponer el cuerpo y el alma con la ayuda de un buen vino o una caña de barril acompañado de unas sabrosas y picantitas Patatas Bravas, unos Callos a la Madrileña o incluso, si se dispone de tiempo y si la naturaleza pide paso, se puede solventar con un sabroso Cocido Madrileño. Aquí os esperamos.



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